CREATIVIDAD EN RADIO
La radio es un medio de difusión de hechos de interés
organizados por otras instituciones como los deportivos, políticos y
culturales. En esta dimensión encajan todas aquellas transmisiones referidas a
los hechos de mayor creatividad de otros campos como los conciertos musicales,
las obras teatrales o diversos actos culturales desde exposiciones artísticas
hasta la representación de obras literarias y declamaciones poéticas. La radio
actúa de mera transmisora con el objetivo no de crear otra obra artística, que
podría hacerlo, sino de respetar con la mayor fidelidad posible lo que sucede
en el lugar de los hechos.Son transmisiones que pertenecen a la esencia
informativa de la radio en cuanto dan noticia de hechos de interés general, en
este caso con los mejores recursos disponibles como es el tratamiento en
directo.
Se guía por su misión informativa, más que por la creativa. No se
oponen, sino que, tal como está orientada la radio actual, apenas se dedica
tiempo a otras reelaboraciones y se mantiene el tratamiento tradicional. La radio ha perdido en gran parte esta
ocasión de generar obras creativas a partir de los actos organizados por
entidades ajenas.
Pero, además, la radio promueve una producción de
organización y elaboración propia que es la que puede incorporar mayor
creatividad. Es una creatividad en la cotidianeidad, en el día a día, hora a
hora, minuto a minuto de la secuencialidad de la programación para la
comunicación inmediata con la audiencia. Para apreciar esta dimensión hay
que examinar la creatividad en la programación general y en los programas.
1.1.
Creatividad en la programación
Toda la programación se orienta a la conquista y
mantenimiento de audiencia y a la rentabilidad económica o de servicios. La
programación se ha centrado en torno a dos grandes ejes: el de seguimiento de
la actualidad, temático y el musical.
La programación radiofónica de seguimiento de la actualidad
o generalista ha entrado en una fase de plena competitividad comercial y en
consecuencia su diseño se guía por unos planteamientos de mayor captación de
audiencia. Esto le lleva a organizar la parrilla no tanto por el impulso
propio cuanto por la relación competitiva entre las cadenas y emisoras. El
resultado es el nacimiento de programaciones generalistas y de programas
temáticos muy similares y que podrían trasvasarse de unas cadenas a otras sin
que apenas hubiera diferencia. Se ha entrado en la clonación de programaciones.
Como todo proceso comunicativo, la programación trata de
atender los comportamientos sociológicos de la audiencia, adapta los contenidos
a sus necesidades y situaciones laborales y de ocio. Tiene que universalizar su
oferta para llegar al mayor número de oyentes y discriminar a los menos
posibles, olvidarse de las minorías para dirigirse a las mayorías. Y esto
ocurre tanto en la radio pública como en la privada. Tales funciones han
eliminado gran parte de los contenidos de otras épocas, especialmente los más
creativos, y se han orientado hacia el seguimiento de la actualidad como un
valor intrínseco de la radio por su rapidez para estar encima de los
acontecimientos inmediatamente.
La orientación informativa de la radio generalista no le
deja tiempo para el sosiego creativo, para la reelaboración. Se proponen unos
formatos de programación y se mantienen durante meses y años sin apenas
modificación.
Es una programación que gira en torno a las grandes estrellas de la radio que
se perpetúan por sus valores de atracción de audiencia, pero que debido a la
acumulación de horas en antena apenas les queda resquicio para la recreación. Son programaciones que se debaten entre la
continuidad radiofónica y el seguimiento acelerado de la actualidad y apenas
quedan huecos para imaginar otros programas innovadores.
También se está muy
pendiente de la rentabilidad comercial, de la cantidad de audiencia, de los
elementos atractivos, de espectáculo o de interés informativo en lugar de la
creatividad. No se vislumbra tampoco gran originalidad y más bien parecen
remedos de las parrillas, dentro del contenido específico de cada una de ellas,
de la programación generalista.
La música se ha constituido en otro de los contenidos
que definen gran parte de las programaciones de la radio actual. La amplia y
compleja programación musical ha dado origen a diversidad de canales
especializados por estilos y formatos. Se ha desarrollado una diferencia
ingente de unas músicas con otras y varían las formas de presentación desde la
espectacularidad cantarina del discjockey hasta la yuxtaposición de discos sin
comentario alguno.
La programación por diversificación de estilos ha dado
origen a múltiples emisoras, cada una especializada en uno diferente. En este
caso no hay fórmula predeterminada de programación, sino que dentro de cada uno
de los estilos se buscan aspectos, intérpretes, canciones o fragmentos
musicales que den variedad a la programación. Los contenidos son de producción
ajena. La originalidad y creatividad proviene de la manera de organizar los
programas, de presentarlos y comentarlos y de la continuidad de unos discos con
otros.
Un programador se dedica a seleccionar los
discos que encajan dentro del estilo, establece un orden secuencial y se lo
pasa a un informático para que construya el software acorde y posteriormente la
máquina ejecutará las órdenes para realizar a lo largo de una semana toda la
programación. Aparece una relativa creatividad en el proceso de selección y
ordenación, pero desaparece totalmente en el de la realización.